lunes, 23 de marzo de 2015

La ONU ve indicios de que el Estado Islámico cometió genocidio en Irak

La ONU ve indicios de que el Estado Islámico cometió genocidio en Irak


El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas ha recomendado que el Tribunal Penal Internacional (TPI) investigue si el grupo terrorista Estado Islámico ha cometido genocidio con la minoría yazidí en Irak y crímenes de guerra y contra la humanidad contra los civiles, incluidos niños.


En un informe basado en entrevistas a más de 100 supuestas víctimas y testigos de los ataques del Estado Islámico, la Oficina de Derechos Humanos de la ONU ha pedido al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que remita el caso al TPI para que persiga a los autores de los crímenes denunciados.


En su investigación, Naciones Unidas también asegura que las fuerzas gubernamentales iraquíes y las milicias chiíes que les apoyan “pueden haber cometido algunos crímenes de guerra” en el marco de la lucha contra el Estado Islámico.


El Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas inició el pasado mes de septiembre su investigación sobre el grupo terrorista islamista, que mantiene el control en amplias zonas de territorio en Irak y Siria.


En su informe, el Consejo señala que ha encontrado “información que apunta a genocidio, crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra”, y que el Consejo de Seguridad debería “estudiar remitir la situación en Irak al Tribunal Penal Internacional”.


A juicio del Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas, el Estado Islámico ha tenido un “claro patrón de ataques” contra los yazidíes, así como contra los cristianos y otras minorías en los pueblos y localidades que ha tomado en Irak.


Los investigadores de Naciones Unidas también se han referido a las acusaciones de que Estado Islámico ha empleado gas de cloro, un arma química prohibida, contra los militares iraquíes el pasado mes de septiembre en la provincia de Anbar, en el oeste de Irak.


Los milicianos del grupo terrorista que lidera Abú Bakr al Baghdadi han capturado a mujeres y niños y los han tenido como “botines de guerra”, en muchas ocasiones sometiéndoles a violaciones o a esclavitud sexual.


El informe de Naciones Unidas también sostiene que los tribunales basados en la sharia creados por el Estado Islámico en Mosul, en el norte de Irak, han incurrido en prácticas como amputaciones o lapidaciones. “Trece adolescentes han sido condenados a muerte por ver un partido de fútbol”, ha asegurado.


Los investigadores de Naciones Unidas han afirmado que hay muchas acusaciones que apuntan a que el Gobierno iraquí habría empleado barriles bomba en sus operaciones, unos artefactos prohibidos por la legislación internacional, aunque han admitido que tienen que indagar más sobre este tema.


 




La ONU ve indicios de que el Estado Islámico cometió genocidio en Irak

El enviado de la ONU alerta de que Yemen camina hacia la guerra civil

El enviado de la ONU alerta de que Yemen camina hacia la guerra civil


Las espadas siguen en alto en Yemen. Ni el llamamiento del Consejo de Seguridad en la madrugada del lunes, ni las protestas locales, están sirviendo para frenar el avance Huthi. Jamal Benomar, el enviado especial de la ONU, ha alertado de que el país se encamina a la guerra civil. No es la primera vez que los yemeníes oyen esa advertencia. Pero en esta ocasión, sin Gobierno, con la capital tomada por los rebeldes, el presidente atrincherado en el sur, las fuerzas de seguridad divididas y el Estado Islámico (EI) aprovechando el vacío de poder, una fractura al estilo libio adquiere tintes de realidad.


“Es ilusorio pensar que los Huthi vayan a tener éxito en tomar el control de todo el país. Es igualmente erróneo pensar que el presidente [Abdrabbo Mansur] Hadi pueda reunir suficientes fuerzas para liberar el país de los Huthi”, manifestó Benomar durante su intervención ante la reunión extraordinaria del Consejo de Seguridad.


En su opinión, si cualquiera de ellos lo intenta, sólo llevará al país a “una guerra civil”, del tenor de las que se están viviendo en Irak, Libia o Siria. Al término de la cita, los 15 miembros del Consejo de Seguridad reafirmaron su apoyo al “presidente legítimo” y la necesidad de preservar “la unidad” de Yemen.


El problema es que Hadi apenas cuenta con una parte del Ejército, carece de milicia propia y tiene escasa base popular, ni en el sur del país de donde es originario y ha encontrado refugio a raíz del pulso con los Huthi, ni mucho menos en el norte. Sus únicos respaldos vienen de quienes se oponen al avance de ese grupo, sobre todo entre los vecinos de Yemen. El ministro de Exteriores saudí, el príncipe Saud al Faisal, ha asegurado este lunes que si no se alcanza una solución pacífica, los países árabes “tomarán las medidas necesarias” contra lo que Riad considera una agresión orquestada por Irán.


Es cierto como señala Benomar que los milicianos de Ansarullah (nombre del grupo rebelde conocido como Huthi por el clan que lo lidera) también carecen de capacidad militar suficiente. Incluso si suman los 100.000 hombres en armas que estiman los analistas, se trata de en su mayor parte de aldeanos de las montañas del norte armados con viejos Kalashnikov. Pero tienen la ayuda, más profesional, de los fieles al expresidente Ali Abdalá Saleh en las distintas fuerzas de seguridad.


Saleh, que gobernó de 1978 a 2012, ha hecho causa común con esos rebeldes a los que combatió durante la década pasada. Aunque no ha explicado ese giro, conviene recordar que sólo cedió el poder ante la enorme presión internacional y presuntas garantías para él y su familia, que ha ido perdiendo. Hadi, a quien él había nombrado vicepresidente, relevó a su hijo, Ahmed, y a sus dos sobrinos al frente de las principales fuerzas de seguridad, y el año pasado una resolución de la ONU abrió la posibilidad a sancionarle.


“Yemen es como un invertebrado al que le piden que se ponga de pie, pero carece de esqueleto que lo sustente”, describe gráficamente el diplomático y analista yemení Mustapha Noman.


Con su ya de por sí frágil economía completamente paralizada y la ayuda financiera saudí suspendida tras la toma del poder por los Huthi, dos tercios de los 24 millones de habitantes requieren asistencia, según la propia ONU. A esa situación al límite (10 millones no tienen suficiente comida y 850.000 niños están severamente desnutridos) se suma ahora el creciente peligro de atentados a medida que el conflicto adquiere tintes sectarios.


El enviado de la ONU alerta de que Yemen camina hacia la guerra civil


Yemen, que hasta la revolución de 1962 fue un imamato zaydí, siempre ha tenido muchos problemas, pero la convivencia entre la minoría de esa rama del islam chií y la mayoría suní no era uno de ellos. Ahora la afiliación chií zaydí de los Huthi, que empezaron como un movimiento evangelizador y se han convertido en una poderosa milicia, está sirviendo de coartada para otros intereses.


Por un lado, Arabia Saudí, país que tradicionalmente ha tutelado la política yemení y que comparte 1.500 kilómetros de frontera, ve a los Huthi como un instrumento de Irán y de su vieja aspiración de extender la revolución islámica. Aunque Teherán dice que sólo proporciona apoyo moral y las acusaciones de que les envía de armas nunca se han probado, esos rebeldes miran a Irán como modelo, muchos de sus simpatizantes han sido becados allí en los últimos años y los medios estatales les jalean.


Por otro, la rama local de Al Qaeda primero y ahora el EI, que el pasado viernes sorprendió al responsabilizarse de los atentados de Saná y este lunes se ha atribuido la muerte de 29 soldados en la provincia de Lahij, atacan a los Huthi para alentar el sectarismo. Algunas tribus suníes de Yemen ya han empezado a colaborar con esos extremistas violentos para frenar el avance rebelde.


El propio líder de Ansarullah, Abdel Malek al Huthi, ha utilizado esa amenaza como coartada para el llamamiento a la movilización general que lanzó el domingo. Sin embargo, su retórica antioccidental y su asociación con Irán impiden la colaboración con EE UU y sus aliados frente a ese enemigo común que es el EI.


 




El enviado de la ONU alerta de que Yemen camina hacia la guerra civil

martes, 10 de marzo de 2015

La Polinesia Francesa exige compensaciones a París por las pruebas nucleares

La Polinesia Francesa exige compensaciones a París por las pruebas nucleares


Bangkok (EFE).- Las secuelas derivadas de las 193 pruebas nucleares realizadas por Francia en la Polinesia Francesa son la razón esgrimida por la Asamblea de este conjunto de pequeñas islas del Pacífico Sur, aún vinculadas políticamente al país europeo, para reclamar una compensación millonaria a París.


“No queremos llegar a los tribunales, lo que pretendemos es alcanzar un acuerdo sobre este difícil tema basado en dos aspectos: el impacto en el medioambiente y las consecuencias en la salud de nuestra población”, señala Yves Haupert, portavoz del órgano Legislativo del colectivo insular, mediante correo electrónico.


Los deshabitados atolones de Mururoa y Fangataufa esconden 3200 toneladas de material radiactivo de distinto tipo producto de las detonaciones nucleares por parte del Ejército francés entre 1966 y 1996.


Parte de este depósito de residuos contaminantes se encuentra en las entrañas del océano Pacífico, en profundidades de hasta 1000 metros, según el último estudio de la zona, que data de 1998.


El año pasado, además, un documento desclasificado por el departamento de Defensa francés señaló que algunas islas fueron golpeadas por una cantidad de radiactividad mucho mayor a la prevista en un inicio.


Por ejemplo, Tahití, la isla más poblada de la Polinesia, cuya población se triplicó durante los años de las pruebas desde los 50.000 habitantes hasta sobrepasar los 150.000, fue expuesta a niveles de radiación 500 veces superiores al máximo recomendado.


https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=7sLVPV2_x7M


Más cáncer en la región


Un equipo de médicos franceses estimó en 2006 que los casos de cáncer aumentaron en las islas por culpa de las pruebas nucleares.


No obstante, a pesar de que los ensayos terminaran hace casi dos décadas, los científicos e investigadores siguen negándose a adentrarse en las islas donde tuvieron lugar los test, por lo que los estudios sobre la proliferación de residuos y niveles de contaminación son incompletos.


La propuesta, liderada por un comité de legisladores del partido gobernante, Tahoera’a Huiraatira, contrario a la independencia de Francia, fue aprobada a finales de enero por la Cámara con el apoyo de 36 de los 57 escaños que la conforman, a pesar de la oposición del presidente polinesio, Edouard Fritch.


Conforme a la petición, una comisión independiente deberá determinar la extensión del daño causado por los ensayos en la región y la cuantía que se reclamará al Gobierno de Francois Holland.


Previamente, el conjunto de islas del Pacífico pretendía reclamar un pago de 930 millones de dólares (856 millones de euros) a las arcas parisinas en concepto de damnificación.


A los 930 millones de dólares habría que sumar otros 132 millones de dólares (121 millones de euros) que el Legislativo polinesio reclamaría por la ocupación de los citados atolones, que todavía permanecen bajo la custodia de las Fuerzas Armadas francesas.


El líder opositor Oscar Temaru, del partido Tavini Huiraatira, favorable a la secesión de Francia, incluso acusó al Gobierno galo de crímenes contra la humanidad y amenazó con llevar la resolución ante Naciones Unidas ya que, en su opinión, forma parte del legado colonial.


Ensayos nucleares franceses


El 24 de agosto de 1968, Francia detonó la primera bomba termonuclear con una carga de 2,6 megatones en Fangataufa, que contaba por entonces con el respaldo de la gran mayoría de la población local.


El país europeo comenzó la última etapa de ensayos nucleares en 1995, tras cumplir los tres años de moratoria, provocando un boicot internacional contra los productos franceses.


En enero de 1996, Francia realizó su ultima prueba nuclear, desmanteló la zona y firmó el Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (CTBT).


París y Papeete negociaron a finales de 1996 un pago anual de 150 millones de dólares (137 millones de euros) para apoyar a la economía de la comunidad oceánica.


En el 2004, la Polinesia francesa se convirtió en una colectividad de ultramar de Francia y en el 2013 se reintegró en la lista de las Naciones Unidas de territorios no autónomos.


La Polinesia Francesa, con capital en Papeete, se compone de unas 118 islas, 67 de ellas deshabitadas, bañadas por el océano Pacífico y cuenta con una población de 268.000 habitantes, según el censo realizado en 2012.


[via El Mundo – lanacion.com]


La Polinesia Francesa exige compensaciones a París por las pruebas nucleares

jueves, 5 de marzo de 2015

Alto Comisionado llama a respetar los derechos humanos en el combate al terrorismo

Alto Comisionado llama a respetar los derechos humanos en el combate al terrorismo


05 de marzo, 2015 — El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Zeid Ra´ad Al Hussein, urgió a los Estados a respetar los principios de las garantías fundamentales en la lucha contra el extremismo violento.


Durante su participación ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, Zeid dijo que el combate al terrorismo debe mantener los valores de democracia y derechos humanos.


“Existe el riesgo de que en su reacción frente la violencia extrema, los líderes de opinión y quienes toman las decisiones pierdan los principios que sostienen el sistema de seguridad global construido hace 70 años para salvaguardar al mundo de los horrores de la guerra”, apuntó.


El Alto Comisionado fue enérgico al condenar los atropellos cometidos por los grupos extremistas en el mundo, pero advirtió del peligro de transgredir los derechos humanos al tratar de combatirlos.


“Las operaciones antiterroristas que no son específicas, que son desproporcionadas, brutales y mal supervisadas, violan las mismas normas que buscamos defender. También corren el riesgo de poner herramientas de propaganda en las manos de los terroristas, lo que no hace a sus sociedades ni libres ni seguras”, aseguró Zeid.




Alto Comisionado llama a respetar los derechos humanos en el combate al terrorismo