domingo, 28 de febrero de 2016

Cuadriga: Violencia a refugiados: ¿cómo parar el odio?

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Cuadriga: Violencia a refugiados: ¿cómo parar el odio?


Una triste realidad que es casi parte de la vida cotidiana en el estado de Sajonia, en el Este de Alemania: en eventos por separado se ha podido ver cómo hay gente que rechaza abiertamente la llegada de refugiados y que además entorpece las labores estatales de ayuda hacia ellos.



Hacia el final de la semana pasada, una multitud enfurecida intentó evitar que llegasen refugiados a la ciudad de Clausnitz. Además, en Bautzen, otra ciudad del mismo estado, el fin de semana fue incendiado intencionalmente un alojamiento para refugiados. Un grupo de personas reunido alrededor festejó el acontecimiento aplaudiendo y obstaculizó las labores de los bomberos.


Este año ya se contabilizaron más de 100 intervenciones xenófobas contra refugiados en Alemania. Y Sajonia es uno de los principales epicentros. ¿Se ha radicalizado la sociedad? ¿En qué grado lo ha hecho? ¿Es posible ponerle un freno al movimiento xenófobo?


Compártanos su opinión: cuadriga(a)dw.com


Nuestros invitados:



Luis Doncel Luis Doncel – es corresponsal del diario El Pais en Berlín, desde donde informa de la actualidad política, económica y cultural alemana. Luis opina que “la violencia xenófoba ha llegado ya demasiado lejos. Alemania debe reaccionar para evitar muertes y que se repitan escenas como las racistas vividas a principios de los años 1990”.



Carmen ValeroCarmen Valero – es una periodista que ha trabajado como enviada especial en Bosnia-Herzegovina, China, Polonia, Guatemala y por último Berlín. Sus temas son lo multilateral, relaciones exteriores, seguridad y defensa. Carmen dice que la violencia xenófoba podría ser detenida “al fomentar el coraje civil en una sociedad con mayorías que callan y miran hacia el otro lado, con más responsabilidad política y mejor actuación policial”.



Araceli ViceconteAraceli Viceconte – periodista especializada en temas internacionales. Fue corresponsal en Alemania del diario argentino Clarín. Ahora trabaja para medios latinoamericanos y es además redactora en Deutsche Welle. Araceli opina que la violencia se detendrá “cuando las autoridades dejen de minimizar el peligro de la extrema derecha y de hablar de ‘casos aislados'”.




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Informe TPP: La Soberanía de los Pueblos está en Riesgo

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INFORME TPP: LA SOBERANÍA DE LOS PUEBLOS ESTÁ EN RIESGO


Material informativo producido por el área de prensa de CLATE con el objetivo de difundir las características de este nuevo tratado internacional que amenaza el interés de los pueblos y la autonomía de los Estados. DESDE CLATE, ORGANICEMOS LA RESISTENCIA A LOS TRATADOS DE LIBRE COMERCIO COMO EL TISA Y EL TPP.


PRENSA CLATE


Acuerdos como el TPP o el TISA apuntan ordenar el mundo en torno a los intereses de las multinacionales, limitando radicalmente la potestad soberana de los Estados para regular sus economías y desarrollar políticas públicas basadas en el interés de los pueblos.


El Acuerdo Estratégico Transpacífico de Cooperación Económica (TPP por sus siglas en inglés) es un instrumento que, al igual que el TISA, plantea un ambicioso y peligroso avance de las empresas multinacionales sobre la soberanía de los Estados. Si bien sus antecedentes datan del año 2005, con el ingreso de Estados Unidos en 2008 el acuerdo se convirtió en un punta de lanza para la reorganización del comercio mundial. Hoy forman parte de las negociaciones EE.UU., Canadá, Australia, Japón, Vietnam, Singapur, Nueva Zelanda, Brunei, Malasia y, en nuestra región, México, Perú y Chile.


Luego de años de negociaciones secretas y por fuera de la Organización Mundial de Comercio, el 5 de noviembre de 2015 los gobiernos participantes difundieron los detalles del acuerdo. El TPP se desarrolla en 30 capítulos que abarcan áreas como:comercio de bienes, administración aduanera, telecomunicaciones, compras estatales, transparencia, propiedad intelectual, asuntos laborales, servicios financieros, empresas estatales y monopolios públicos, entre otros.


Uno de los primeros rasgos de este tipo de tratados es que extiende su ámbito más allá del comercio e involucran áreas donde los Estados establecen regulaciones precisas o bien limitan a los monopolios públicos con el argumento de favorecer la competencia privada. 


Algunas señales de alerta


El TPP promueve la reducción o eliminación de barreras aduaneras. Con ello se restringen las posibilidades de los Estados de desarrollar estrategias de desarrollo, se cristalizan las asimetrías existentes entre economías de distinta escala y se garantiza elcontrol de las cadenas de valor por parte de las multinacionales líderes en cada rubro.


Se limitan la capacidad de acción de la Empresas y Monopolios del Estado (EyME) constituidos para salvaguardar el interés público (tal como sucede en la provisión de agua, energía, etc).


Se iguala a las EyME con las empresas privadas y se prohíbe a los Estados otorgar subsidios o establecer preferencias en las compras públicas.


Se liberalizan las compras públicas, impidiendo a los Estados dar preferencia a proveedores locales como forma de estímulo al desarrollo nacional.


En materia de telecomunicaciones y comercio electrónico se limita la discrecionalidad de los Estados en la asignación de licencias, se exige la libre disponibilidad de las infraestructuras y el libre flujo de datos e informaciones.


Se iguala a las empresas con los Estados en los procesos de solución de diferencias, estableciendo mecanismo de arbitraje como el CIADI como mecanismo de defensa de las inversiones.


En materia de propiedad intelectual se aumenta a 70 años la disposición monopólica de las obras, obturando la difusión del conocimiento, con un impacto negativo en el área farmacéutica donde las multinacionales del rubro se garantizan su negocio frente al ingreso de genéricos y bioequivalentes.


Se trata, en definitiva, de un acuerdo que como el TISA, pone en riesgo la soberanía política de los Estados nacionales y busca garantizar el control operativo de las cadenas de valor a nivel mundial por parte de las multinacionales.



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domingo, 21 de febrero de 2016

El mundo en 2016: diez temas que marcarán la agenda internacional

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El mundo en 2016: diez temas que marcarán la agenda internacional


Vulnerabilidad, o lo que es lo mismo, una capacidad mermada para afrontar el riesgo, puede ser la palabra de moda en 2016. Vulnerable será la recuperación económica global. Vulnerables serán quienes dependan en mayor grado de los altos precios del petróleo o de la inversión y demanda chinas. Vulnerables serán derechos y libertades que creíamos adquiridos y que pueden verse sacrificados en aras de la seguridad. Vulnerables serán también los liderazgos, las alianzas y los procesos de integración regional.


Todo ello sucederá en un contexto de aceleración de procesos de cambio y contradicciones entre fuerzas que empujan en direcciones opuestas. En la agenda internacional, se materializarán con especial intensidad macro-tendencias como las revoluciones tecnológicas, los procesos de urbanización o los cambios en la redistribución del poder global y regional. Un año que registrará la incapacidad de resolver múltiples crisis (refugiados,  integración europea, emergentes, entre otras muchas) hasta el punto de ir desvirtuando el propio concepto de crisis ya que se convertirán o bien en fenómenos crónicos o en manifestaciones de procesos de cambio de largo recorrido.


Sin olvidar las inevitables sorpresas que todo año por venir depara… ¿Quién podía prever en 2015 que estallaría el escándalo de las emisiones de los motores diesel de Volkswagen o que Turquía derribaría un cazabombardero ruso? Pero, intuyendo en qué circunstancias y en qué áreas geográficas van a adquirir mayor transcendencia, podemos apostar por diez temas que darán mucho de qué hablar. Y, al final de este documento, apuntamos algunos acontecimientos que conviene tener marcados en la agenda y otros que todavía están a la espera de fecha.


1.     Riesgo en los mercados emergentes


El epicentro de la gran crisis económica global ha ido desplazándose. Empezó en el corazón del sistema, Estados Unidos, pero fue en Europa y concretamente en los países de su periferia sur, donde se hizo más persistente. En 2016 puede que algunas economías emergentes tomen el relevo. Empezando por la mayor de ellas, China. Se dice que cuando los elefantes corren, el resto de animales tiemblan. Si lo que presenciamos es algo más que un resfriado, las consecuencias trascenderán las fronteras del gigante asiático.


Por un lado, esta eventualidad puede suponer un duro golpe para aquellas economías (muchas de ellas en países en desarrollo y productoras de materias primas) crecientemente dependientes del mercado chino y de sus inversiones en grandes infraestructuras. Por otro, ello puede frenar los planes de la reserva federal norteamericana de ir poniendo fin a su política de expansión monetaria ya que, de no hacerlo, estaría empujando todavía más la economía China y la de otros países emergentes hacia una zona de turbulencias. Y, por último, esta posibilidad pondrá en entredicho el “modelo chino” que hasta ahora ha inspirado a otras economías en vías de desarrollo.


Otro mercado emergente sobre el que se mantendrán las especulaciones es Brasil. En 2016 el país continuará en recesión, persistirá el acoso político contra la presidencia de Dilma Rousseff y probablemente proseguirán las manifestaciones de descontento ciudadano, tanto por los escándalos de corrupción como por los crecientes niveles de desempleo. Lo que hará de 2016 un año especial para Brasil es la celebración de los Juegos Olímpicos de verano en Rio de Janeiro que pondrá al país en el escaparate mundial.


2.     Vulnerabilidad por los bajos precios del petróleo y de otras materias primas


La tensión bajista sobre los precios del petróleo se mantendrá salvo que, en la cumbre ordinaria de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) del 2 de junio, los países productores actúen al unísono y decidan reducir la producción. El escenario resulta poco probable puesto que Arabia Saudí está dispuesta a perder siempre que sus rivales cosechen pérdidas mayores. Uno de estos es Irán, que va a poner en el mercado su producción de crudo aprovechando el fin de las sanciones internacionales. Además, no se trata sólo de una cuestión de oferta, sino también de demanda. Especialmente, si se confirma la desaceleración (y, en ciertos casos, la recesión) en algunas economías emergentes y si Europa, Japón y Estados Unidos se muestran incapaces de tomar el relevo del crecimiento.


Entre los países que pueden verse más afectados se encuentran Rusia, Venezuela y Nigeria. Para los tres, las dificultades presupuestarias pueden multiplicar otro tipo de desafíos como las sanciones occidentales en el caso de Moscú, la inestabilidad política y el enfrentamiento institucional en Caracas y la lucha contra Boko Haram para Abuja. Y los tres merecen una especial atención por el impacto que su desestabilización podría provocar entre sus vecinos. Aunque su repercusión sistémica sea menor, conviene no pasar por alto otros petro-estados como Kazajstán, Azerbaidzhán o Guinea Ecuatorial, unos países que se han caracterizado por un férreo control político construido sobre las rentas del petróleo y que no se han preocupado por corregir las desigualdades en sus respectivos países. Por último, estos precios bajos pueden aumentar las tensiones entre el Gobierno del Kurdistán iraquí y Bagdad, complicando un poco más la situación en Oriente Medio.


Sería un error fijar la atención sólo en las vulnerabilidades que causa el descenso de los precios del petróleo. Aunque se dilate más en el tiempo, la tendencia bajista también afecta a los precios del gas natural. Un país especialmente perjudicado es Argelia: no ha hecho los deberes en las últimas décadas ni para aumentar su producción ni para diversificar la economía y, además, su presidente, gravemente enfermo, no ha nombrado todavía un sucesor.


En el ámbito del gas natural, veremos cómo a través del aumento de producción de gas de esquisto (shale gas) y del aumento de instalaciones de licuefacción y re-gasificación, resultará más sencillo diversificar los proveedores. El impacto geopolítico en Europa es notable en la medida que irá incorporando dos proveedores: Irán y Estados Unidos, disminuyendo progresivamente la dependencia respecto a Rusia.


Y la presión bajista puede extenderse a otras materias primas. Las dudas sobre los países emergentes, y en concreto sobre China, pueden tener efectos negativos para los precios de otras materias primas. Ya se está notando, por ejemplo, en el cobre (un golpe duro pero no letal para Chile, primer productor de este metal). En cuanto a los productos agrícolas, la situación es algo más compleja. 2015 ya presenció una bajada de precios, la cual, de prolongarse, representará para un país como Brasil un problema añadido a su maltrecha economía. Con todo, convendrá estar atentos a las condiciones climáticas: los precios bajos de 2015 también se han debido a cosechas abundantes pero algunos climatólogos predicen que el fenómeno meteorológico conocido como “el Niño” podría ser especialmente virulento en 2016 y dañar la producción agrícola, sobre todo en el Sureste asiático.


3.     Revoluciones tecnológicas


2016 no se caracterizará tanto por la aparición de nuevas tecnologías como por la constatación de la irreversibilidad de su impacto en la distribución del poder, en el modelo económico e incluso en cuestiones éticas y legales. Cuatro ámbitos merecen una atención especial.


Las energías renovables continuarán expandiéndose. Los costes de producción han disminuido tan notablemente que las renovables siguen siendo competitivas en un contexto de precios de hidrocarburos bajos. El reto más importante será el almacenaje y su integración en las redes eléctricas. La irrupción en los mercados de las baterías Tesla para uso doméstico o los avances en la autonomía de los coches eléctricos auguran cambios de largo recorrido y con una fuerte dimensión geopolítica. Los exportadores de hidrocarburos perderán influencia global por la descartelización del mercado de la energía y, a nivel doméstico, aumentará la presión para diversificar sus economías. Por otro lado, aumentará la relevancia de los productores de materiales escasos y, de avanzar la investigación en el campo de las baterías, uno de los principales beneficiados sería Chile, el principal productor mundial de litio.


Se acelerarán la digitalización y la robotización de la economía en 2016 y se traducirán en un debate más intenso sobre el futuro del trabajo y la educación. ¿Continuarán existiendo empleos que hoy dan trabajo a centenares de millones de personas? ¿Qué nuevas ocupaciones aparecerán? ¿Será posible el reciclaje profesional y, de no serlo, cómo se afrontará el riesgo de exclusión social? ¿Vamos hacia una economía más terciarizada y precarizada, con un mayor peso en el mercado de trabajo de los servicios personales? ¿Cómo adaptar el sistema educativo, incluida la formación profesional, a estas transformaciones? Mientras prosiguen estos debates entre expertos y actores económicos y sociales, miles de emprendedores continuarán abriendo nuevas vías de negocio, especialmente en el ámbito de la economía colaborativa. Estos avances también abrirán nuevos desafíos en términos de seguridad en la medida que grupos terroristas y redes criminales aprovechan los ángulos muertos de la economía digital.


En 2016, se cumplen quince años de la creación de Wikipedia y diez del primer tweet: será inevitable reflexionar sobre cómo está cambiando la forma de informarnos y de comunicarnos. Y también sobre los intentos para controlar y censurar los flujos de información, sobre los límites a la libertad de expresión y sobre la recuperación de formas vintage de información, comunicación y activismo.


Por último, los avances en materia de inteligencia artificial y robotización generarán problemas de naturaleza ética y legal, parecidos a los que se han producido sobre los drones. La movilización de la comunidad científica, el liderazgo de activistas como Jody Williams -Premio Nobel de la Paz 1997 que lanzó la campaña internacional para la prohibición de las minas antipersonas- y la creciente cobertura del fenómeno en la prensa, aumentarán la conciencia social sobre los riesgos que acarrea la investigación en sistemas armamentísticos autónomos, denominados popularmente como “killer robots”.


4.     Bloques desgastados y alianzas volátiles


Una UE absorbida por problemas internos tendrá más dificultades para proyectarse globalmente. Y es que 2016 será un año marcado por cuatro grandes desafíos: la recuperación económica, la llegada e integración de refugiados, el referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la UE (sin fecha acordada pero podría celebrarse a mediados del año) y el giro hacia políticas populistas y de derecha extrema en gobiernos de Europa Central. En este sentido habrá que seguir atentamente las decisiones del Gobierno polaco ya que, como en el caso de Hungría, podrían suponer un torpedo en la línea de flotación de los valores y principios europeos.


En 2016 también será evidente que los BRICS no son (si es que alguna vez lo fueron) ni un bloque compacto ni una alternativa a la gobernanza financiera global. Entre estos, India será un país cortejado por todos. Por dos motivos: a diferencia de otras potencias emergentes, cuenta con perspectivas de crecimiento favorables y tanto puede inclinarse hacia Estados Unidos como hacia sus poderosos vecinos del Norte.


En este contexto de bloques desgastados, las alianzas serán cada vez más unidimensionales (articuladas en torno a un tema concreto) y, por lo tanto, se antojarán volátiles e incluso contradictorias. Oriente Medio ofrecerá el ejemplo más claro. Aunque resultará tentador intentar simplificar este rompecabezas aludiendo a un bloque suní liderado por Arabia Saudí enfrentado a un bloque chií liderado por Irán, en sobradas ocasiones se podrá comprobar que ni son bloques homogéneos ni se articulan solamente en clave sectaria. Como viene sucediendo desde hace años, puede que supuestos aliados en un tema (por ejemplo, el conflicto en Siria) se hallen en campos opuestos en otros aspectos (en relación con los Hermanos Musulmanes o sobre el conflicto árabe-israelí). Otra de las tendencias que se acentuará este año es que la UE y Estados Unidos verán mermada su confianza en sus aliados tradicionales (Israel, Arabia Saudí, Egipto y Turquía) y mirarán con creciente interés el papel que puede desempeñar Irán.


En América Latina seguirá debilitándose el bloque bolivariano. La tensión en las instituciones y en las calles en Venezuela será recurrente y habrá que estar atentos al desarrollo de las elecciones en Nicaragua, el 6 de noviembre. Ecuador mantendrá una política pragmática y la normalización de relaciones entre Cuba y Washington proseguirá. Esto se producirá en el marco de procesos más amplios de viraje del continente hacia la derecha (el elemento clave en 2016 podrían ser las elecciones en Perú) y de dificultades internas de aquellos países con medios o voluntad para ejercer liderazgo, especialmente Brasil.


En contraste con la tendencia de los bloques en descomposición y alianzas volátiles, veremos cómo las relaciones transatlánticas y transpacíficas heredadas del contexto de Guerra Fría gozarán de relativa buena salud. Con una agenda que combinará cuestiones de seguridad (Corea del Norte, Ucrania) y de liberalización comercial. En la fase final del mandato de Obama se acelerarán los tempos para cerrar las negociaciones del TTIP (Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión). Su entrada en vigor dependerá de la ambición del nuevo tratado y también del grado y dirección que tomen las movilizaciones sociales a ambos lados del Atlántico.


5.     Geopolítica marítima


El control de las rutas marítimas y de puntos estratégicos para el comercio mundial va a adquirir especial protagonismo en 2016 y lo hará en cinco espacios concretos. El primero es América Central donde se inaugurará la ampliación del canal de Panamá para permitir el tránsito de buques de mayor capacidad de carga. Pero también será un año de especulaciones sobre la viabilidad de la ruta alternativa que China ha estado impulsando en Nicaragua.


El segundo es Oriente Medio. Grupos terroristas y redes de criminalidad organizada continuarán operando en el Sinaí, proyectándose no sólo como una amenaza para la seguridad de Egipto sino también a escala global por la proximidad con el canal de Suez. El estrecho de Bab el-Mendeb también despertará interés, por la proximidad del conflicto en Yemen pero, sobre todo, por los planes de China de afianzar su presencia en esta zona con una base militar en Yibuti. Y, por último, el estrecho de Ormuz, punto clave en el comercio de petróleo y de gas natural licuado, aparece como uno de los riesgos globales que comportaría una escalada de tensión entre saudíes e iraníes.


El tercero es el Mediterráneo Oriental. Sobre todo si se alcanzara un acuerdo para la resolución del conflicto en Chipre, abriendo así nuevas oportunidades para explotar los yacimientos de gas natural. Las esperanzas son más altas que nunca por dos motivos: por un lado, el perfil dialogante y la voluntad genuina de llegar a un acuerdo de los presidentes Nicos Anastasiades y Mustafa Akinci y, por otro, el mayor interés que podría mostrar Turquía en llegar a un acuerdo. Ésta, en efecto, ha ido acumulando demasiados fracasos en política exterior y además este acuerdo le permitiría dar un impulso a las negociaciones de adhesión a la UE.


El cuarto es el Ártico. Una Rusia asertiva y la evidencia del cambio climático (2016 puede ser un año récord en cuanto al retroceso de la extensión de la superficie helada en el Ártico) contribuirán a aumentar el interés por el control de este espacio, tanto en términos de rutas comerciales, de explotación de los recursos del fondo marino y de seguridad convencional.


Y, por último y no menos importante, en Asia Oriental convendrá estar atentos a las consecuencias del desafío norcoreano y a las reacciones defensivas que ello pueda provocar en los vecinos surcoreanos y en Japón. En cuanto a las disputas marítimas de Asia Oriental, las pretensiones de Beijing en el mar de China meridional seguirá siendo un factor de alto riesgo. En el sudeste asiático, Filipinas cobrará una relevancia especial, porque celebrará elecciones cruciales en mayo y es uno de los países que contemplan las maniobras chinas con mayor preocupación. La tensión entre Beijing y Taipei también podría subir de intensidad tras las elecciones taiwanesas de enero.


En un mundo en que la geopolítica marítima adquiere mayor relevancia, también lo hará el atractivo de las grandes ciudades portuarias, especialmente en la medida que sepan conectarse a grandes redes globales y lo utilicen para atraer inversión en campos que vayan más allá del sector logístico.


6.     Ciudades sostenibles y resilientes


Vivimos en un mundo cada vez más poblado (7.400 millones) y más urbano (54%) y la tendencia, según Naciones Unidos, no tiene visos de revertirse. Para 2030 se prevé una población global de 8.500 millones de los cuales el 60% vivirá en ciudades. El éxodo rural se acelerará, especialmente en las economías emergentes y en los países donde ya se hace evidente el calentamiento global. Además, la comprensión de qué es y qué no es un ámbito urbano irá modificándose con la consolidación y universalización del fenómeno metropolitano. Buena parte de los problemas y desafíos de las ciudades trascienden las políticas de los municipios y ello obliga a nuevas formas de gobernanza metropolitana.


Una de las principales citas del año 2016 es la tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible (Habitat III). Este foro se reunirá en la capital de Ecuador, Quito, y tendrá por delante el reto de traducir en términos de políticas urbanas los Objetivos de Desarrollo Sostenible y las conclusiones del acuerdo climático de París. Las ciudades lucharán para que se las reconozca no sólo como un tema sino también como un actor y un socio imprescindible para asegurar un desarrollo sostenible. Lo harán por voluntad propia pero también por presión ciudadana ya que los efectos del calentamiento global y la contaminación van a movilizar a los residentes en núcleos urbanos, exigiendo soluciones que a menudo no residen sólo en las manos de los gobiernos locales.


El crecimiento rápido y a menudo desordenado de las zonas urbanas está aumentando su vulnerabilidad a grandes desastres naturales. Desgraciadamente, es fácil que en 2016 tengamos la ocasión de constatarlo en forma de terremotos e inundaciones, poniendo sobre la mesa la necesidad de aumentar la resiliencia de las ciudades. Con todo, esta agenda tenderá a ampliarse para abordar cómo las ciudades han de hacer frente a otro tipo de emergencias y crisis. Por ejemplo, cómo acomodar una llegada masiva de refugiados, cómo reducir los niveles crecientes de desigualdad, cómo sobreponerse a la amenaza terrorista, cómo afrontar una pandemia o cómo luchar contra el crimen organizado.


En un contexto en que se produce una concentración de población, riqueza y poder en las ciudades, sus representantes políticos tendrán cada vez más proyección. La capacidad de actuar coordinadamente será esencial para incidir en las políticas de los estados e incluso en la conformación de la agenda internacional.


7.     El legado de Obama y la nueva Administración estadounidense


Los estadounidenses están llamados a las urnas el 8 de noviembre de 2016 y el resto del mundo continuará teniendo la sensación de que el impacto de ese resultado les afecta enormemente. Va a ser un año en que se hará balance del legado de Obama en temas como la política migratoria, el deshielo de relaciones con Cuba, el compromiso con la lucha contra el cambio climático o la apuesta diplomática en relación al programa nuclear iraní. En la recta final de su presidencia es probable que redoble esfuerzos para endurecer los requisitos para la posesión de armas. Con todo, el suyo será un legado incompleto si no cumple una de las promesas hechas al acceder a la presidencia: el cierre del penal de Guantánamo.


Aunque Bernie Sanders ha ido escalando posiciones, a principios de año todas las apuestas sitúan a Hillary Clinton como la persona mejor posicionada, tanto para ser nominada candidata en las primarias demócratas como para hacerse con la presidencia. Igual que la elección de Obama intensificó el debate sobre el papel de la población afroamericana, la de Clinton abrirá el debate sobre el impacto que puede tener el hecho que una mujer lidere la primera potencia mundial. También se hablará del papel de las dinastías en la política estadounidense y del grado de continuidad o cambio respecto a la Administración Obama.


La elección del candidato republicano estará marcada por el perfil controvertido del favorito en las encuestas, Donald Trump. Un magnate inmobiliario que se ha hecho mundialmente famoso por su discurso islamófobo, su rechazo a acoger refugiados y la promesa de mano dura en materia de inmigración. Gane o no, su ascenso es un indicador de un proceso de frustración y radicalización de parte de la sociedad norteamericana y obliga a plantearse cómo podría alterar los equilibrios internacionales si alguien con este perfil se sentara en el despacho oval. Un efecto colateral del ascenso de Trump es que hace aparecer a sus principales rivales, Ted Cruz y Marco Rubio, como moderados a pesar de mantener posturas duras en temas como la negación del cambio climático, la libertad para poseer armas o la política exterior.


Sectores demócratas en Washington acarician la idea que Trump sea su rival, arguyendo que eso movilizaría a sus bases. Como precaución, cabe recordar que, guardadas las distancias, la nominación de Reagan en 1980 generó sentimientos parecidos y al final fue él quien ganó las elecciones. La nominación de Cruz y Rubio nos situarían en una elección más ajustada y en la necesidad de prestar mayor atención al papel del voto latino en un Estados Unidos que vive profundas transformaciones demográficas.


8.     Estados fallidos, espacios desgobernados y terrorismo global


No son fenómenos nuevos pero 2016 mostrará probablemente nuevas ediciones de esta amenaza a la seguridad global. La fragilidad, colapso o inoperancia de las estructuras estatales así como el fortalecimiento de grupos armados (milicias, grupos insurgentes, redes de crimen organizado) generan en ocasiones vacíos de seguridad y, en otras, un desafío a las instituciones del orden de seguridad regional y global. En este momento existen en amplias zonas del Sahel y el cuerno de África, en el Sinaí, en Libia, Siria, Irak, Yemen, Afganistán y Pakistán.


En 2016 estos espacios serán un foco de inestabilidad global en tanto que base operativa de grupos terroristas crecientemente conectados entre sí y como pulmón para todo tipo de redes criminales. Los tres grupos con mayor capacidad destructiva serán los talibanes, Boko Haram Estado Islámico (EI), también conocido por el acrónimo árabe Daesh. Las distintas coaliciones internacionales contra este último grupo sólo conseguirán su objetivo si actúan coordinadamente, si utilizan otros instrumentos además del militar y, más importante todavía, si cuentan con un apoyo terrestre local. Creemos que estas condiciones sólo se cumplirán parcialmente y, por lo tanto, intuimos pérdidas de territorio y de popularidad de este grupo pero no su plena desaparición del escenario de conflicto.


Evidentemente, lo que suceda con EI está íntimamente vinculado con los intentos de encontrar una solución negociada al conflicto en Siria. Apostamos por una intensificación de esfuerzos diplomáticos en un contexto caracterizado por la fatiga del conflicto: diversos actores regionales y globales pueden empezar a abandonar posiciones maximalistas en búsqueda de acuerdos que permitan salvar la cara y, eventualmente, obtener contraprestaciones en otros espacios de negociación. Las señales de que un acuerdo podría estar más cerca llegarían en caso de que Moscú y Teherán dejasen intuir que al-Assad no puede o no debe pilotar el futuro del país. No obstante, dos elementos pueden acabar cerrando esta ventana de oportunidad: que, al final, acaben pesando más la rivalidad entre potencias regionales (especialmente entre Irán y Arabia Saudí) o que los actores locales demuestren mayor autonomía y se rijan por cálculos de intereses que puedan diferir de sus patrocinadores extranjeros.


Relativamente desconectados de lo que suceda en Siria e Iraq, terroristas vinculados de forma más o menos explícita con EI proseguirán su campaña de proyección del terror a escala global. Y en el Sahel y el Magreb veremos cómo compiten estas “nuevas expresiones del terrorismo” con otros grupos que todavía actúan bajo el paraguas y con la metodología de Al Qaeda.


9.     Refugiados en un mundo fortificado


En 2016 el número de refugiados y desplazados internos continuará batiendo récords. No desaparecerán los motivos por los que huyen ni se generarán condiciones propicias para el retorno. De igual forma no habrá grandes cambios ni en el origen ni en el destino. Oriente Medio, la zona del lago Chad, el Cuerno de África, Afganistán y Birmania serán los lugares de dónde huyan millones de personas. Encontrarán acogida fundamentalmente en una primera corona de países vecinos pero un mayor número de ellos emprenderán rutas más largas y peligrosas. Por lo tanto, habrá mayor presión hacia el continente europeo y también hacia Australia.


Será precisamente la imposibilidad del retorno pero también la escasez de recursos de agencias especializadas de las Naciones Unidas lo que aumentará la presión a nivel local sobre cómo integrar a esta población en el mercado de trabajo, en el sistema educativo y en la sociedad en su conjunto. Líbano es uno de los países más vulnerables a esta presión por la altísima proporción de refugiados que acoge, por la reducida extensión de su territorio y por la complejidad de los equilibrios entre comunidades.


Los refugiados seguirán siendo uno de los principales temas de la agenda europea y seguirá constatándose el fracaso colectivo en la gestión de esta crisis. Si en 2015, el debate se centraba en cómo hacer frente a una emergencia humanitaria, en 2016 ganará peso la cuestión de la integración de los refugiados en las sociedades de acogida. Y los movimientos xenófobos adaptarán su discurso del miedo a esta nueva realidad: no hablarán sólo de invasión sino que presentarán a los refugiados como un enemigo interior, una especie de caballo de Troya. La canciller Merkel, que al principio de esta crisis se posicionó a favor de una política de brazos abiertos, se verá cada vez más cuestionada por miembros de su propio partido. Un mal resultado en las elecciones regionales de este año destaparía tensiones sucesorias y podría endurecer las políticas de acogida.


Los estados miembros y las instituciones europeas no tendrán más remedio que reconocer que el actual sistema de distribución de refugiados así como la política de asilo (sistema de Dublín) ni funcionan ni van a funcionar. Pero esta constatación y las modificaciones que se deriven no se traducirán en mecanismos más justos y eficientes. En paralelo, se multiplicarán los esfuerzos para reforzar las fronteras exteriores de la UE y para arrancar más colaboración de Turquía y de los países de origen y tránsito.


10.     Securocracias


El concepto de “securocracia” es utilizado aquí con dos significados. El primero indica que son elementos vinculados a los cuerpos de seguridad (Ejército, policía, servicios de inteligencia) que detentan en poder, a veces a través de cauces informales. El segundo se refiere a la invocación de la seguridad como mecanismo de legitimación del poder y como prioridad absoluta de la acción de Gobierno. Es esta segunda acepción la que tomará cuerpo en 2016, traduciéndose en la perpetuación de medidas excepcionales (despliegue del Ejército en las calles, restablecimiento de controles fronterizos dónde ya no los había, toques de queda, entre otras).


En consecuencia, se cuestionarán derechos que se creían adquiridos. Por ejemplo, en Francia se intensificará el debate sobre el derecho a la propia nacionalidad. En Turquía se impondrán más límites a la libertad de expresión y manifestación en un clima de violencia por el repunte del terrorismo y el enfrentamiento en zonas urbanas entre las fuerzas de seguridad y el PKK (Partido de los Trabajadores del Kurdistán). En la UE, aparecerán más restricciones a la libre circulación de personas. Globalmente, la amenaza terrorista será la mejor excusa para introducir nuevos mecanismos de control sobre la población, aunque éstos puedan tener otras motivaciones. China ofrece un ejemplo claro con la implementación de la recién adoptada ley anti-terrorista.


Con una población que reclama seguridad y unos estados dispuestos a proporcionarla, la política del miedo dominará tanto en sistemas democráticos como en regímenes autoritarios. Serán muchos los líderes que invocarán la célebre frase de de Gaulle “o yo o el caos”. Este año conviene prestar especial atención al continente africano. Son varios los presidentes africanos que mostrarán en 2016 su voluntad de perpetuarse en el poder.  El primero en hacerlo será el de Uganda, Yoweri Museveni, en el poder desde 1986 y que buscará un nuevo mandato en las elecciones de febrero.


El debate sobre la seguridad en América Latina será distinto. En todo el continente pero especialmente en México, América Central y Venezuela, la sociedad reclamará que se reduzcan los altísimos niveles de inseguridad ciudadana, la impunidad del crimen organizado y la ineficiencia o parcialidad de la Justicia. Y, para terminar con una nota optimista, 2016 debería ser el año en que se ponga fin a décadas de conflicto en Colombia. El proceso de paz ha llegado a un punto de no retorno y esto abrirá para el Gobierno y la sociedad colombiana nuevos retos en materia de seguridad, como el de la desmovilización, desarme y reintegración de combatientes.




 


25 citas que ya se pueden marcar en la agenda…



16 de enero: Elecciones generales en Taiwán. Podría poner fin a un período de distensión entre Taipei y Beijing. Será el preámbulo a otras elecciones en el continente asiático como las de Filipinas (mayo) y Hong-Kong (septiembre).


20-23 de enero: Foro Económico Mundial. Como cada año, la localidad suiza de Davos se convierte en punto de encuentro entre líderes políticos y económicos para hablar de riesgos y retos globales pero también para ver y dejarse ver.


24-31 de enero: Cumbre de la Unión Africana en Addis Abeba. Alrededor de la cumbre, organizaciones de la sociedad civil africana harán oír su voz ya que esta organización ha declarado 2016 como el año de los derechos humanos.


12-14 febrero: Conferencia de Seguridad de Múnich. Una cita ineludible que llega a su 52 edición. Tan importante como la agenda pública serán los encuentros que los participantes mantengan en los márgenes de la conferencia.


26 de febrero: Elecciones legislativas en Irán. A pesar de las trabas de los sectores más duros del régimen, pueden confirmar el apoyo popular a la línea de moderación, Condicionarán la política iraní a largo plazo ya que la Asamblea de Expertos, cuyo mandato es de 8 años, elige al líder supremo.


13 de marzo: Elecciones regionales en Alemania en tres länder, entre ellos Baden-Württemberg. ¿Le pasará factura a Merkel la política de brazos abiertos con los refugiados? Si es así, se abrirá el debate interno sobre su sucesión.


17 de marzo: Quinto aniversario de la resolución 1973 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que dio cobertura legal a la intervención internacional en Libia. Será una buena ocasión para identificar por qué no consiguió estabilizar el país y reflexionar sobre la vigencia y aplicación del concepto de responsabilidad de proteger.


23 de marzo: Fecha límite para un acuerdo de paz en Colombia. Así lo fijaron el Gobierno colombiano y el jefe del secretariado de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en las conversaciones de la Habana. Todo indica que el proceso de paz es irreversible.


3 de abril: Elecciones en Irlanda. Es la fecha más probable aunque no están formalmente convocadas. Después de Grecia, Portugal y España, partidarios y contrarios de las políticas de austeridad se medirán en las urnas.


10 de abril: Elecciones en Perú. Keiko Fujimori, la hija del controvertido presidente de origen japonés, encabeza las encuestas. Su victoria confirmaría el giro a la derecha de la política latinoamericana pero probablemente se necesitará una segunda vuelta, el 5 de junio.


22 de abril: Ceremonia de firma del acuerdo contra el cambio climático. En el “Día de la Madre Tierra”, Ban Ki-moon ha convocado a los líderes mundiales a firmar el acuerdo alcanzado para frenar el calentamiento global. El plazo para firmarlo continuará abierto hasta el 17 de abril de 2017 y entrará en vigor cuando lo hayan firmado 55 países que representen el 55% de las emisiones globales.


5 de mayo: Elecciones en Escocia. Un test sobre la fortaleza del movimiento independentista, casi dos años después del referéndum. Los escoceses valorarán si Londres ha cumplido las promesas con las que consiguió, al final, la victoria de la opción de permanecer en el Reino Unido y si el voto por el SNP (Partido Nacional Escocés) sigue siendo la mejor forma de canalizar el descontento con las políticas conservadoras.


2 de junio: Cumbre de la OPEP. Probablemente los exportadores de petróleo continúen divididos entre quienes pueden mantener la producción a pesar de que ello implique continuar con precios bajos y aquéllos para quien esta situación puede suponer una amenaza existencial.


8-10 de junio Cumbre de las Américas. La capital de Paraguay,Asunción, acogerá una cumbre dónde se verán los nuevos equilibrios en las relaciones hemisféricas y el impacto de los cambios políticos en diversas capitales americanas.


23-24 de junio: Consejo Europeo. Conoceremos el contenido de la nueva Estrategia Global de la UE y también el grado de apropiación que hagan de ella los líderes europeos.


9-14 de agosto: Foro Social Mundial en Montreal. Hace quince años del primer foro en la ciudad brasileña de Porto Alegre que, a veces, se define como el Davos de los movimientos alternativos. Por primera vez tiene lugar en una ciudad del “Norte”.


5-21 de agosto: Juegos Olímpicos en Río de Janeiro. Expondrá al mundo las contradicciones del modelo de crecimiento brasileño y las dificultades políticas de la presidenta Dilma Rousseff. Los atletas rusos no podrán participar por motivos de dopaje. Y probablemente las demandas de respetar la inmemorial tregua olímpica sean ignoradas en distintos escenarios de conflicto.


4-5 de septiembre: Cumbre del G-20 en Hangzhou. Por primera vez este grupo que reúne a las principales economías del planeta se congregará en China. La desaceleración en las economías emergentes, los impactos de la caída del precio del petróleo y la política monetaria estarán presentes en las discusiones y la cobertura informativa de la cumbre.


13-26 de septiembre: 71 Sesión de la Asamblea General de Naciones Unidas. Escaparate para los líderes mundiales. Habrá que estar atento al último discurso de Barack Obama que accedió a la presidencia con un compromiso con el multilateralismo. También será la última sesión con Ban Ki-moon de Secretario General. En 2016 habrá elecciones para escoger a su sucesor.


18 de septiembre: Elecciones legislativas en Rusia. El interés no estriba en el resultado (la victoria de Rusia Unida es segura) sino en cómo se desarrollen las elecciones (cuánta expresión de disconformidad permitirá el Kremlin).


17-20 de octubre: Habitat III. Quito acogerá la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre Vivienda y Desarrollo Urbano Sostenible. Un foro que se reúne cada veinte años y cuya agenda llevará al plano local los Objetivos de Sostenibilidad del Milenio y las conclusiones del acuerdo climático de París.


6 de noviembre: Elecciones en Nicaragua. Unas elecciones marcadas por la polarización si, como todos prevén, Daniel Ortega vuelve a presentarse y la oposición, siguiendo el ejemplo venezolano, comparece unida.


8 de noviembre: Elecciones presidenciales en EEUU ¿Cambiará el rumbo de la política exterior y de la política migratoria? Dos de las cuestiones que centrarán la campaña y dos poderosos motivos por los que todo el mundo mirará hacia Washington.


27 de noviembre: Elecciones presidenciales en la República Democrática del Congo. La búsqueda de un nuevo mandato de Joseph Kabila puede provocar inestabilidad, especialmente en el Este del país.


31 de diciembre: 25 aniversario de la disolución de la Unión Soviética. Una buena ocasión para reflexionar sobre la forma de relacionarse de Rusia con sus vecinos y sobre los conflictos congelados del espacio exsoviético (Transdniéster, Nagorno-Karabaj, Abjasia, Osetia, entre otros)




 

… y otras 10 que siguen a la espera de fecha



Referéndum británico sobre la pertenencia a la UE. Aunque Cameron se dio de margen hasta finales de 2017, lo más probable es que los británicos estén llamados a pronunciarse sobre un nuevo encaje de su país en la UE a mediados de 2016.


Acuerdo de paz en Chipre: Quizás resulte demasiado optimista incluirlo en la lista. Pero nunca antes se había estado tan cerca de poner fin a un conflicto de más de cuarenta años.


Consejo Europeo extraordinario sobre refugiados o política migratoria. Puede que se convoque tras una gran tragedia, tras un aumento de llegadas a las costas europeas o simplemente al constatar que los planes de redistribución son un clamoroso fracaso y que el sistema de asilo ha quedado superado por las circunstancias.


Cierre de las negociaciones del TTIP: Ése era el margen que se habían dado Estados Unidos y la UE. La movilización social juega en contra pero la voluntad de aprovechar el último año de mandato de Obama empuja a favor.


Conferencia internacional sobre la paz en Siria: las conversaciones de Ginebra siguen centradas en quién debe sentarse en la mesa. ¿Veremos en 2016 un esfuerzo diplomático para hablar del qué y del cómo y no del quién?


Cumbre de la Liga Árabe en Marruecos: Así se decidió en marzo de 2015 pero no se ha comunicado todavía la fecha. Probablemente sea una ocasión en que Arabia Saudí intente proyectar su liderazgo regional. Marruecos es un firme aliado de los saudíes.


Elecciones regionales y locales en Túnez: Cinco años después de la caída de Ben Ali, los tunecinos no han podido elegir aún a sus alcaldes. Hacerlo es esencial para consolidar la frágil transición democrática.


Apertura del canal de Panamá: prevista para el mes de abril, pero todavía sin una fecha oficial. Dará mayor visibilidad a la importancia estratégica de los grandes flujos marítimos y se especulará sobre la viabilidad de rutas alternativas.


Impeachement a Dilma Rousseff: Con tres frentes abiertos en el Congreso, en el Tribunal electoral y en la opinión pública, la presidenta de Brasil ha conseguido preservar las alianzas que le permiten mantenerse al frente del Gobierno pero éstas son volátiles. Los Juegos Olímpicos  pueden proporcionarle una tregua pero, después, los cálculos del socio mayor de la coalición gubernamental, el Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), podrían cambiar.


El cierre del penal de de Guantánamo: Obama prometió hacerlo durante su primer año en la Casa Blanca y ha repetido que el penal es caro e ineficiente. ¿Cumplirá su promesa aunque sea siete años más tarde o dejará la patata caliente en manos de su sucesor o sucesora? ¿Se consumará con una visita histórica a la Isla?


E-ISSN: 2013-4428


D.L.: B-8439-2012


* Texto cerrado el 24 de enero de 2016. Esta Nota Internacional es fruto de la reflexión colectiva del equipo de investigadores de CIDOB. Coordinado y redactado por Eduard Soler i Lecha, ha contado con las aportaciones de Anna Ayuso, Jordi Bacaria, Anna Bardolet, Moussa Bourekba, Luigi Carafa, Carmen Claudín, Josep Maria CollPaula de Castro, Nicolás de PedroAnna Estrada, Francesc Fàbregues, Oriol Farrès, Blanca Garcés, Francis Ghilès, Óscar Mateos, Pol Morillas, Elena Sánchez, Héctor Sánchez, Santiago Villar y Eckart Woertz. 


 




El mundo en 2016: diez temas que marcarán la agenda internacionalDerecho Internacional Público - www.dipublico.org

domingo, 14 de febrero de 2016

Concluye pesimista la Conferencia de Seguridad de Múnich

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Concluye pesimista la Conferencia de Seguridad de Múnich


Wolfgang Ischinger, director del evento, puso palabras a ese pesimismo, hablando de “confianza rota”, “narrativas opuestas” e “instrumentos internacionales inadecuados para resolver conflictos”.


La Conferencia de Seguridad de Múnich (MSC) cerró este domingo (14.02.2016) tres días de negociaciones, bajo la sombra de un creciente pesimismo con respecto a las opciones de éxito del acuerdo sobre Siria alcanzado el viernes por Estados Unidos y Rusia. Mientras las reuniones se celebraban en la ciudad alemana, las tropas del presidente sirio, Bachar Al Asad, avanzaban sobre Alepo con ayuda aérea rusa, Turquía bombardea al ejército sirio y a las milicias kurdas, y Riad estudia mandar soldados para apoyar a la oposición moderada. “Dije al principio de la conferencia que la situación era desoladora y tres días de conversaciones no me han hecho cambiar de opinión”, resumió al cerrar la MSC su presidente, Wolfgang Ischinger, que habló de “confianza rota”, “narrativas diametralmente opuestas” e “instrumentos internacionales inadecuados para resolver conflictos”.


El escepticismo en torno a las posibilidades del acuerdo contagió la mayoría de discursos del foro hoy, desde el del senador de EE. UU. John McCain al del ministro de Exteriores catarí, Sheik Mohammed Al Thani, pasando por el del ministro de Defensa israelí, Moshe Yaalon, y el de Riad Hijab, ex primer ministro sirio y uno de los líderes de la oposición moderada. Hijab defendió las tesis de Arabia Saudí, que exige que “el fin del Estado Islámico debe empezar con la salida de Al Asad, que lo ha promovido”, y acusó a Rusia de seguir “matando civiles sirios” y a las milicias iraníes en su país de estar cometiendo “horribles crímenes sectarios”.


McCain contra la administración de Obama


“Rusia e Irán están explotando las fragilidades y las rivalidades” en Siria en particular y en todo Oriente Medio en general, con el objetivo de aumentar su influencia en la región, acusó Hijab, que encabeza la delegación de la oposición moderada en las conversaciones en Ginebra. Al Thani también apuntó sus críticas contra Damasco y consideró que la causa principal de la guerra en Siria es el “régimen opresivo” de Al Asad, además de reconocer que el plan de Arabia Saudí para mandar tropas terrestres a Siria sigue sobre la mesa pese al acuerdo.


McCain, por su parte, cargó las tintas contra la administración estadounidense, representada en la MSC por el secretario de Estado, John Kerry, a la que acusó de haber traicionado a sus aliados en la zona, especialmente a Arabia Saudí y a la oposición moderada en Siria y de haber renunciado a defender sus principios a expensas del auge de la influencia rusa en Oriente Medio. “Están ganando porque nosotros lo estamos permitiendo”, afirmó, tras considerar que el acuerdo es una “cesión ante Moscú y Teherán, que demuestra la debilidad y la incoherencia de Washington”.


Terrorismo y falta de perspectivas de los jóvenes


En un un tono similar, Yaalon aseguró que “Rusia está muy activa” en Oriente Medio, mientras “la otra parte” está ausente, para alertar de seguido sobre la “tercera guerra mundial” en ciernes a causa de un “choque de civilizaciones” entre Occidente y el integrismo islamista, en el que incluyó a Irán. El secretario general del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), Abdelatif al Ziani, sin embargo, optó por centrar su discurso en la necesidad de “trabajar todos juntos” en un “objetivo común”: el Estado Islámico, “la mayor amenaza global”, para lo que pidió un “compromiso” multilateral.


El exsecretario general de la ONU, Kofi Annan, ligó, por su parte, el surgimiento del terrorismo yihadista en todo el mundo a la “falta de perspectivas” de la juventud en las regiones pobres y llamó la atención sobre grupos como Boko Haram, que mató el año pasado a más personas que el Estado Islámico.


En la 52ª edición de la MSC han estado presentes, entre una treintena de jefes de Estado y Gobierno y 70 ministros, Kerry, Lavrov, el presidente ucraniano, Petró Poroshenko, el ministro de Exteriores iraní, Mohammad Javad Zarif, el primer ministro ruso, Dimitri Medvedev, y el primer ministro francés, Manuel Valls.


MS (efe/dpa)




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viernes, 12 de febrero de 2016

OTAN acuerda reforzar su presencia en el este de Europa

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OTAN acuerda reforzar su presencia en el este de Europa


La organización militar, que enfatizó que no busca impulsar una nueva Guerra Fría, tendrá un despliegue multinacional y rotativo.


Durante la reunión de ministros de Defensa de la OTAN realizada en Bruselas (Bélgica) este miércoles (10.02.2016), se concretó la intención de reforzar la presencia militar de la alianza en el este de Europa, en lo que supone un paso más para definir el incremento de fuerzas que debería definirse definitivamente en la cumbre que se realizará en Varsovia, Polonia, en julio de este año.


“Los ministros acordaron una serie de principios para modernizar la postura de defensa y disuasión de la OTAN. Como parte de esta decisión, se reforzará la presencia avanzada en el este de nuestra Alianza”, anunció el secretario general aliado, el noruego Jens Stoltenberg, en una rueda de prensa en la primera jornada de la reunión ministerial, que concluye este jueves.


Stoltenberg indicó que esa presencia “será multinacional”, rotativa y “dejará claro que un ataque contra un miembro de la Alianza lo es contra todos, y responderá como Alianza”. Si bien existe un acuerdo firmado entre Rusia y la OTAN que prohíbe estacionar a largo plazo “tropas de combate significativas” en los nuevos miembros de la alianza de Europa central y del este, para Stoltenberg la disposición adoptada en Bruselas no viola esta pauta.


Polonia reacciona


El secretario general de la OTAN afirmó que “muchos aliados” ya han anunciado cómo esperan contribuir a esa presencia reforzada en la parte este de la Alianza, y recordó que Estados Unidos ya ha dado detalles sobre sus planes de incrementar su presencia militar en Europa a través de “continuas rotaciones, fuerzas acorazadas y mecanizadas, ejercicios adicionales y un preposicionamiento e infraestructuras mejores”.


“Tendremos tanta presencia en el este como sea necesaria”, aseveró Stoltenberg, y afirmó que se ha decidido incrementarla “para adaptarnos a un entorno de seguridad más exigente, con Rusia invirtiendo mucho en defensa y cambiando fronteras por la fuerza militar e intimidando a los vecinos”. El ministro de Defensa español, Pedro Morenés, matizó un poco señalando que “no estamos” en la idea de una nueva Guerra Fría con Rusia.


“Lo que hemos hecho es despertar un tono nuevo en esta Alianza”, comentó. Según fuentes citadas por las agencias de noticias, se estacionarán hasta 1.000 soldados en Letonia, Estonia, Lituania, Polonia, Bulgaria y Rumania, lugares donde ahora hay solamente 50 hombres. Como respuesta a este respaldo, Polonia informó que se unirá a la lucha contra el Estado Islámico. El anuncio fue realizado por el ministro de Defensa, Antoni Macierewicz.


DZC (EFE, dpa, Reuters)




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martes, 9 de febrero de 2016

Representante sobre Migración objeta la restricción de movimiento a los migrantes en Europa

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Representante sobre Migración objeta la restricción de movimiento a los migrantes en Europa


05 de febrero, 2016 — El representante especial de la ONU sobre Migración Internacional objetó las actuales políticas de restricción de movimiento a los migrantes y refugiados en Europa por medio de vallas y barreras en algunas fronteras de los países de ese continente.


En conferencia de prensa en Ginebra, Peter Sutherland recordó que Líbano, Jordania y Turquía albergan a una gran proporción de los refugiados a nivel mundial, con el país otomano dando cobijo a más de 2 millones de personas.


“Esas cifras tendrían que ser tomadas en cuenta por algunos países europeos que acogen a un número minúsculo de refugiados y rehúyen su cuota de solidaridad dentro de la Unión Europea”, recalcó Sutherland.


Destacó que los migrantes llevan consigo significantes beneficios a las comunidades que los reciben. A modo de ejemplo, señaló que los 10 países con el menor crecimiento de población se encuentran en Europa.


“Los migrantes en general, y en particular en todos los países europeos, realizan una contribución fiscal mayor a los beneficios que reciben. Tienen bajos niveles de desempleo y, generalmente, un gran interés en la educación. Y no contribuyen en gran cantidad a la creciente narrativa sobre amenazas terroristas”, dijo Sutherland.


Finalmente, remarcó que 2016 es el “año de la migración y el multilateralismo” y que si no fuera así, tendría que considerarse como tal “ya que el mundo enfrenta una crisis política, moral, económica y social íntimamente conectada a la migración”.




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sábado, 6 de febrero de 2016

México, Perú y Chile firman el TPP junto a otros nueve países

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México, Perú y Chile firman el TPP junto a otros nueve países


Después de cinco años de negociaciones, Estados Unidos y once naciones firmaron en Nueva Zelanda, el Acuerdo de Asociación Transpacífico, que creará la mayor zona de libre comercio del mundo.


El pacto alcanzado hoy (03.02.2016) por Australia, Brunéi, Canadá, Chile, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam, además de Estados Unidos, afecta al 40 por ciento de la economía mundial. Los parlamentos de las naciones firmantes necesitan ratificar el pacto para que entre en vigor, un proceso que se prevé pueda durar hasta dos años.


El acuerdo refleja “la confianza en que la apertura y la integración de nuestros mercados e inversiones propiciará la prosperidad de nuestros pueblos”, dijo el primer ministro neozelandés, John Key, durante el acto. Key destacó que el pacto supone un tercio de las exportaciones mundiales y abarca un mercado de 800 millones de personas. Además anunció que su Gobierno lo presentará al Parlamento el próximo martes para que sea ratificado. Los países firmantes se mostraron, en la rueda posterior a la firma, dispuestos a que el TPP acepte más miembros en el futuro, como China.


Indonesia y Filipinas han manifestado en los últimos meses su interés por incorporarse a este tratado comercial. En las calles de Auckland, fuertemente resguardadas por la Policía, centenares de personas se manifestaron en contra de este acuerdo comercial portando carteles en los que se leen lemas como “si la injusticia es la ley, la rebelión es nuestro deber”. El TPP ha sido criticado por el secretismo que ha rodeado a lasconversaciones, que empezaron en 2010 y concluyeron el pasado octubre. ONGs y centrales sindicales han alertado de la amenaza que representa esta alianza para, entre otros, los derechos laborales, el acceso a los medicamentos y el medio ambiente.


 




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Burundi y Ruanda: cara y cruz de una frontera

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Burundi y Ruanda: cara y cruz de una frontera


En la región de los Grandes Lagos existen dos pequeños países casi hermanos. Uno es Ruanda, conocido internacionalmente por el genocidio de 1994. El otro es Burundi, un poco más al sur y del que poco se oye hablar en los medios. Ambos países comparten una serie de características comunes: su historia es muy parecida, tradicionalmente la economía de los dos países ha sido muy similar y la composición social es idéntica; tutsis, hutus y twas se reparten de forma proporcional a ambos lados de la frontera.


Sin embargo, Ruanda se ha convertido en la actualidad en una de las economías más boyantes del este africano y el país tiene unos niveles de seguridad y estabilidad envidiables. Burundi, al sur, es el décimo país más pobre del mundo y su PIB per cápita es el segundo más bajo según el Banco Mundial. Su nivel de corrupción y los vaivenes políticos producto de la inestabilidad y los golpes de estado –el último en 2015– han marcado la historia más reciente del país.


Entonces, si estos dos países son tan similares, ¿qué es lo que ha pasado desde 1994 para que la situación de Ruanda y Burundi sea tan diferente?


Un pasado común


Aunque no se sabe mucho sobre el origen de Ruanda y Burundi, sí se conocen algunos detalles. El primer monarca conocido de Ruanda fue Gihanga y se cree que gobernó aproximadamente entre 1090 y 1120, lo que nos da una idea de la larga historia de este país. Sobre Burundi, los historiadores no se ponen de acuerdo, aunque se cree que se desarrolló a lo largo del siglo XIV.


Ambos reinos se rigieron por un modelo de estado monárquico muy similar y la composición de ambas sociedades era idéntica. Estas comunidades estaban conformadas por twas, hutus y tutsis. Los twas fueron los primeros en llegar a la región a lo largo del siglo VI a.C, seguidos por los hutus, que alcanzaron la región en torno al siglo VI d.C. y finalmente, entre los siglos X y XV, fueron los tutsis los que comenzaron a asentarse en los Grandes Lagos. Lo cierto es que este modelo de sociedad fue bastante homogéneo cultural y lingüísticamente hablando, ya que al componente bantú se le sumaron los modos de vida y cultura tutsi. Durante siglos se crearon clases dentro de Ruanda y Burundi basadas en la división del trabajo. Por lo general los hutus se dedicaban a la agricultura, los tutsis a la ganadería y al gobierno y los twas a la artesanía y la caza. Si bien esto es solo una visión simplista, pues las fuentes narran numerosos casos de hutus que pasan a formar parte de la élite estatal y tutsis que se dedican a la agricultura.


Durante siglos ambos estados van a competir por la hegemonía de la zona. Los siglos XV y XVI fueron los siglos de máximo apogeo de Ruanda. No obstante también existieron periodos de paz y alianza entre los dos estados como ocurrió durante el reinado de Mutara I Semugeshi de Ruanda. Sin embargo el papel de Ruanda y Burundi se va a ir mermando a lo largo del siglo XIX por la llegada de diferentes potencias extranjeras que alcanzan el corazón de África con diversos intereses. Británicos, alemanes y belgas, entre otros, comienzan a entrar en contacto con los estados y pueblos nativos de los Grandes Lagos y comienzan a someterlos a sus grandes imperios.


En la conocida Conferencia de Berlín de 1884-1885 las potencias europeas acordaron cómo se iba a producir el reparto de África y en 1899 el Imperio Alemán adhería al África Oriental Alemana los reinos de Ruanda y Burundi. Los dos centros de poder van a permanecer bajo la órbita de Berlín hasta que el II Reich tuvo que abandonar sus colonias tras el fin de la I Guerra Mundial en 1918. De esta manera Ruanda y Burundi, bajo el amparo de la Sociedad de Naciones, se fusionarían en un nuevo ente político: Ruanda-Urundi que pasaría a formar parte de otro imperio europea: el belga.


Durante estos años, y aunque fueron los alemanes los que iniciaron el proceso, se va a ahondar en la división social de Ruanda y Burundi. De la mano de Bélgica se produjo una división racial, basada en la concepción que Europa creó de las “razas” y “tribus” en África según la cual se establecía en el poder a los gobernantes tutsis por considerarlos “menos africanos”. Esta división racial determinó que los tutsis tenían un orígen nilótico, más próximo a la raza blanca y que los hutus, de orígen bantú, eran una raza que debía ser sometida, como en el resto del continente. Esto, conocido como “Teoría Hamítica”, fue el principal argumento que los europeos utilizaron para dividir a las sociedades de los Grandes Lagos y que fueron la semilla de las consecuencias genocidas décadas más tarde.



Ruanda: de 1994 a la reconciliación nacional


Ruanda sufrió desde su independencia, en 1962, los odios raciales que irían forjando el horror en el que el país se vio sumido entre 1990 y 1994. Si tradicionalmente los tutsis habían ocupado el poder apoyados durante la etapa colonial por los europeos, con la independencia se va a producir un cambio. El poder belga temía los postulados revolucionarios que estaba adquiriendo el Congo de la mano de Patrice Lumumba y que estaba calando entre la etnia tutsi tanto de Ruanda como de Burundi.


Ante esta situación los poderes coloniales crearon un cambio político, permitiendo una revolución hutu que expulsara a los tutsis del poder. En 1961 se abolía la monarquía ruandesa y se proclamaba una república en la que el poder político recaía en la mayoría hutu. En 1962 Ruanda adquiría su independencia con una tensión creciente. No obstante, durante los primeros años de gobierno hutu, dirigidos por el presidente Kayibanda, se hicieron importantes progresos, ya que a pesar de la desconfianza y los movimientos anti-tutsi no se llegó a romper la convivencia.


Durante la era Habyarimana los tutsis lograron progresar y ocupar importantes sectores de la economía nacional. De hecho, en 1988, poco antes de que se desatara en el país el horror y la violencia, el Banco Mundial puso a Ruanda como un ejemplo de desarrollo. Parecía que Ruanda podría llevar a cabo un proceso de reconciliación nacional basado en la paz y la estabilidad. Sin embargo, hacia 1990 los tutsis, que se habían exiliado durante las décadas anteriores, exigían el regreso a una Ruanda en paz que podría retomar la normalidad. El presidente se negó a aceptar la masiva llegada de ruandeses exiliados, en su mayoría tutsis. En ese año, 1990, los tutsis de Uganda decidieron volver a su país por las armas e intentar tomar Kigali en pocos días.


En Uganda los exiliados tutsis, organizados bajo el paraguas del Frente Patriótico Ruandés (FPR) ayudaron al actual presidente, Yoweri Musevini, a alcanzar el poder. Musevini apoyó las intenciones del FPR de volver a Ruanda para retomar el poder por varias razones: en primer lugar si el FPR triunfaba, Musevini contaría con un importante aliado en su flanco sur, devolvería el favor a los tutsis y además lograría que una importante facción ruandesa se alejara de los puestos de poder en Uganda.


Sin embargo el FPR no llegó a tomar Kigali en ese momento y se desencadenó una dura guerra civil (1990-1994) que acabó por transformarse en un genocidio en 1994 contra la población tutsi y los hutus opositores. Se calcula que entre 700.000 y un millón de ruandeses fueron asesinados durante los escasos cien días que duró el genocidio y al que se puso fin cuando el Frente Patriótico Ruandés tomó por la fuerza la capital y conseguía poner fin al conflicto. A partir de ese año los ciudadanos ruandeses y su gobierno se pusieron manos a la obra para que nunca se olvidara lo ocurrido y no volviera a repetirse. Sin duda alguna esto se produjo con aciertos, pero también con errores.


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Lo primero que se puso en marcha tras el genocidio, por orden del nuevo presidente, Paul Kagame, fueron las detenciones masivas de los culpables del genocidio. Se calcula que unas 120.000 personas fueron detenidas en los meses siguientes. La comunidad internacional, absorta por lo que había ocurrido en el pequeño país africano, inició los trámites para crear el Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR) con sede en Arusha (Tanzania) a fin de impulsar unos juicios justos y neutrales. Además de los tribunales internacionales, desde el gobierno se incentivó la fundación de los tribunales gacaca, toda una serie de tribunales de supuesto origen tradicional que acelerarían los procesos del genocidio.


El nuevo gobierno basó la reconciliación en tres ámbitos: la educación, la economía y la democracia. Actualmente, de la población que vive en Ruanda, el 60% no vivió los horrores del genocidio, pero se les recuerda en la escuela los acontecimientos que vivieron sus padres hace más de 20 años. Evitar que los hechos caigan en el olvido a través de las nuevas generaciones es la piedra angular de la reconciliación.


Además, la economía y la democracia se han utilizado como garantes de la estabilidad. Los niveles económicos, alarmantes tras el final del conflicto en 1994, iniciaron un despegue imparable desde el año 2001 con un crecimiento interanual del 8% y se calcula que entre el año 2006 y el año 2011 un millón de ruandeses salieron de la pobreza. Pero además, la organización Transparencia Internacional defendió el papel del país como un estado modelo en la lucha contra la corrupción y el Banco Mundial colocó a Ruanda como el segundo mejor país para hacer negocios del continente africano.


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Finalmente, el último pilar en el que se basó la reconciliación fue la democracia. Tras el conflicto Ruanda vivió una transición durante la cual se pusieron los cimientos del sistema democrático. En el año 2003 los ruandeses votaron en referéndum una nueva constitución. Este nuevo acuerdo insistía en la necesidad de la democracia como un puente hacia el futuro que lograra cerrar las heridas abiertas diez años antes. Ruanda se convertía así en un estado con un sistema político multipartidista, basado en la democracia y la convocatoria de elecciones para elegir a sus gobernantes.


Ciertamente, Ruanda ha conseguido salir adelante bajo el auspicio de una reconciliación nacional basada en la democracia, el desarrollo social y la economía, así como la educación. Se ha convertido en un modelo de éxito a seguir para muchos países de la región que envidian sus logros. No obstante, debemos tener en cuenta que los grandes hitos suelen contarse desde una sola perspectiva.


Burundi: historia de un desastre


Burundi va a seguir la senda de Ruanda durante buena parte de su historia. Sin embargo, a partir de 1994 ambos estados van a seguir caminos diferentes. En 1962 Burundi se independizó de Bélgica bajo la fórmula de una monarquía constitucional encabezada por un rey tutsi, Mwambutsa IV. Este monarca tutsi trató de fomentar la estabilidad del pequeño país impulsando la paridad numérica tanto en el parlamento como en el gobierno. Sin embargo los conflictos no tardaron en llegar. Un fallido golpe de estado hutu se saldó con una de las primeras matanzas del país al ser asesinados millares de ciudadanos hutus.


En 1966 se va a producir la abolición de la monarquía de la mano del capitán Michel Micombero, quien proclamó la república. Pero esto no supuso la pérdida de influencia de la minoría tutsi en el gobierno ya que purgaron el gobierno de elementos hutu para asegurarse el poder. Durante varios años se abortaron algunos golpes de estado cuya respuesta fue la masacre de esta comunidad entre 1972 y 1988. Se calcula que entre 150.000 y 300.000 hutus murieron en este genocidio y otros 200.000 hutus tuvieron que refugiarse en el Zaire (actualmente República Democrática del Congo) por miedo a nuevas represalias.


Dada la situación de caos, Pierre Buyoya encabezó un golpe de estado que le puso en el poder entre 1987 y 1993. Durante estos años Buyoya trató de romper las tendencias genocidas creando un gobierno y un parlamento que no se basara en las divisiones étnicas. En 1992 se creó una constitución que establecería la democracia por primera vez en Burundi y en 1993 los burundeses pudieron votar en unas elecciones libres. El nuevo presidente, Melchor Ndadaye, se convirtió en el primer presidente elegido por las urnas y el que menos duró en el cargo. Tres meses después de su acceso al poder fue asesinado.


El año 1994 marcó un punto de inflexión en la historia de los dos pequeños países de los Grandes Lagos. Su sucesor en el cargo, Cyprien Ntaryamira, fue igualmente asesinado en un avión que aterrizaba en Kigali junto con el presidente de Ruanda, Júvenal Habyarimana. Este acontecimiento desencadenó el Genocidio de Ruanda y, además, supuso el inicio de la larga guerra civil de Burundi que duraría hasta 2005. Si Ruanda había sufrido una cruenta guerra civil entre 1990 y 1994 que acabó con un genocidio y la muerte de casi un millón de personas, en Burundi, que ya habían sufrido el genocidio dirigido por la élite tutsi hacia los hutus, se iba a vivir una guerra civil de más de una década, perdiendo así su recién nacida democracia.


Para el año 2000 la ONU y la Unión Africana trataron de mediar en el conflicto a través de los acuerdos de Arusha en los que se establecía un periodo de transición marcado por Pierre Buyoya como presidente y por una asamblea nacional temporal. En 2005 los burundeses pudieron volver a las urnas para ratificar en referéndum la nueva constitución y votar en sucesivas elecciones su Parlamento, su Senado, a sus representantes locales y al Presidente del país.


Captura de pantalla 2016-01-21 a la(s) 18.26.37Durante diez años Burundi vivió en paz, más preocupada por la situación de la economía y la sociedad que por motivos políticos. Sin embargo en el año 2015 las protestas tomaron las calles de Bujumbura, la capital, para denunciar el intento del presidente, Pierre Nkurunziza, de presentarse a las elecciones para un tercer mandato, algo que está terminantemente prohibido tanto en los acuerdos de Arusha del año 2000 como en la Constitución de 2005. A estas manifestaciones le siguieron protestas violentas y un fallido golpe de estado en mayo, lo que obligó a más de 134.000 personas a abandonar el país y refugiarse en los estados vecinos de Ruanda, República Democrática del Congo y Tanzania.


El límite de los éxitos en Ruanda y los fracasos de Burundi


Mientras Ruanda emprendía el camino de la paz y la reconciliación nacional, su vecino del sur vivía los años más duros de una guerra civil que parecía no tener final. Esta es una de las principales causas que explican la actual diferencia entre Ruanda y Burundi.


Sin embargo, los éxitos de Ruanda tienen un límite. El sistema democrático está totalmente sometido a la figura del presidente, Paul Kagame, que ya anunció su intención de volver a presentarse para un tercer mandato, algo que, como en Burundi, es ilegal. Además, la libertad de expresión es un tema tabú, y los críticos con la reconciliación nacional y el gobierno son sometidos al silencio y en ocasiones detenidos.


En cuanto al milagro económico ruandés, los expertos han marcado también los límites en una economía en la que todo el éxito parece concentrarse en la capital, Kigali, y se ha olvidado del resto del país, donde un 73% de la población depende de la agricultura. Estas diferencias, a la larga, crearán una división socioeconómica y urbano-rural en el país de las mil colinas a las que el gobierno debería hacer frente.


Por su parte, Burundi había demostrado ser capaz de consolidar la paz y la democracia. No obstante, los hechos acaecidos hace un año revelan la imagen de un país caótico y hundido en la miseria, donde la violencia ha obligado a buena parte de la población a abandonar su país. La paz se ha revelado como algo frágil, que no puede durar en el tiempo y la democracia se ha resentido por el peso de un presidente que pretende echar raíces en el poder. La economía ha resultado ser un desastre. El 68% de la población vive en la extrema pobreza y la mayor parte de las familias viven con menos de 3 dólares al día. Las infraestructuras y la industria son inexistentes y el país cuenta con escasos recursos. Además, el 90% de la población depende de la agricultura de subsistencia.


Resulta harto complicado dar una explicación de lo ocurrido en la frontera entre Ruanda y Burundi, dos países muy similares que dividieron sus caminos a raíz de 1994. El primero supo crear una reconciliación nacional basada en la democracia y la economía bajo un sistema semi-democrático dirigido por un presidente que no permite las voces críticas y, por tanto, cualquier división queda anulada. Esta estabilidad política atrajo rápidamente a inversores de todo el globo para hacer negocios en el país, lo que a su vez impulsó el empleo y la economía.


Sin embargo Burundi no pudo sumarse al carro al sufrir una guerra que no terminó hasta el año 2005. Para entonces el sector económico se había hundido y Burundi llevaba diez años de retraso frente a su boyante vecino del norte. El proceso de paz parecía estabilizar el país y de hecho, en los últimos años, los datos macro-económicos empezaron a despuntar. Sin embargo los últimos acontecimientos han espantado la escasa actividad económica, a los inversores y cualquier posibilidad de remontar en los años venideros. Así, Ruanda al norte y Burundi al sur, representan el cara o cruz de una frontera.


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